No os vais a creer lo que me pasó hace unas semanas, por el Carnaval, y es que los amigos de mi novio, que son una panda de frikis que se pasan el día enganchados al ordenador y jugando en red, decidieron hacer una fiesta de disfraces, pero de lo suyo. ¡Vaya marrón!, pensé yo, porque no sabía de qué disfrazarme. Pero lo cierto es que después de horas y horas de pensar, tanto entre mi novio como yo, encontramos una gran idea para mí. El whatsapp es una de esas aplicaciones que está muy en boga, así que me disfracé de uno de los emoticonos más conocidos en nuestro país, el de flamenca. Además me vino genial, porque siempre había querido tener un traje de flamenca pero de los de verdad, porque me encanta ir a la Feria de Abril y tengo muchas amigas en Sevilla, pero nunca iba preparada para la ocasión, así que con esta excusa, en lugar de comprarme un disfraz decidí directamente optar por un vestido de verdad, que compré en la tienda online de El duende de Sevilla. Seguro que conocéis esta tienda si sabéis un poco de este tipo de trajes, porque es de las más punteras entre las empresas de moda que los fabrican.
Mi novio, por su parte, quiso ir de robot. Ahí sí que lo tuvimos más complicado porque quería disfrazarse de uno de los personajes de la película ‘La guerra de las galaxias’, el mítico R2D2. Vaya trabajo. Si lo mío había sido muy sencillo porque simplemente había tenido que elegir el traje de flamenca en la página web de El duende de Sevilla, en el caso de mi novio tuvimos que buscar por las afueras de las tiendas cajas de cartón que los dueños hubiesen tirado para después en casa pintar sobre ellas y darle forma a aquello de robot. Eso sí, y rezar durante el camino a la fiesta para que no lloviese y se nos estropeasen las partes del invento que no habíamos sido capaces de forrar con plástico, como se hace con los libros del colegio.
Cuando llegamos allí nos quedamos alucinados con la de ideas originales que vimos entre sus amigos y los asistentes a la fiesta. A mí la que más me gustó fue la de uno que se había disfrazado de iPhone. Estaba la mar de gracioso, porque él mismo se había dedicado a pintar también sobre el cartón delantero todas las aplicaciones, y casi todos eran de esas de conocer pareja por internet o por la calle. Era muy gracioso, no tenía sentido alguno del ridículo. Me sorprendió también otro muy divertido que iba de Mickey Mouse, y cuando le pregunté qué relación tenía aquello con la tecnología me dijo que simplemente era una ironía y que el disfraz era en sí un chiste, que iba de ratón (pero no de ordenador).
Una de las novias de los amigos de mi chico fue también muy lista y directamente se compró el disfraz hecho en una tienda. Iba de Lara Croft, la protagonista de uno de los juegos a los que compiten en red entre ellos. No era Angelina Jolie, como la protagonista de la película inspirada en este videojuego, pero casi seguro que atrajo tantas miradas como si la misma actriz hubiese pasado por allí.
Lo importante es que salimos todos del paso y pasamos una tarde de lo más divertida, haciéndonos un montón de fotos los unos con los otros que quedarán para siempre en el recuerdo de todos.