Cómo sacarle partido a un catering sencillo para eventos pequeños

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Cuando te pones a organizar un evento, da igual si es un desayuno de trabajo, una reunión familiar o la presentación de un proyecto, hay algo que siempre cuenta: que todo esté bien pensado, pero sin complicarte la vida. Muchas veces, los eventos más pequeños son los que más se disfrutan, y eso pasa también con la comida. No necesitas montar una boda para cuidar los detalles. A veces, un buen catering sencillo, con productos bien hechos y presentados con gusto, es justo lo que encaja. Y ahí, aunque no lo parezca, una panadería puede ser la mejor opción.

 

Los eventos pequeños no necesitan platos complicados

Tienes claro que quieres hacer algo especial, pero sin que se te vaya de las manos. Una comida para veinte personas, un café con algo de picar después de una charla, un cumpleaños tranquilo… En estos casos, lo último que apetece es meterse en recetas raras, contratar a un chef o llenar la mesa de platos imposibles de servir. Lo que se busca es algo cómodo, que guste a todos y que no se convierta en un caos.

Aquí es donde entran los caterings más simples, los que están pensados para este tipo de reuniones. En vez de montar un menú largo y lleno de platos, puedes optar por algo más informal: bandejas de panes variados, pequeños bocados salados y dulces, bebidas sencillas. Todo presentado con buen gusto.

Lo mejor de todo es que este tipo de opciones suelen tener buena acogida. Nadie espera una comida de gala, y al final lo que importa es que todo esté rico, que sea práctico y que te permita disfrutar del evento sin agobios.

 

Por qué el pan funciona tan bien en los eventos

Puede parecer básico, pero el pan es de esas cosas que nunca fallan. Eso lo saben bien en El Molí Pan y Café, una franquicia especializada en todo tipo de productos de panadería. Ellos nos cuentan que hay muchas variedades de pan: de centeno, integral, con semillas, tipo brioche, de masa madre… Cada uno tiene su textura, su sabor y su forma de combinar con lo que le pongas encima. Y eso te da margen para ofrecer variedad sin complicarte la vida.

Lo bueno de usar pan como base en un catering es que puedes adaptarlo a lo que necesites. ¿Quieres algo para desayunar? Ofreces bollería, tostadas con mermeladas, croissants rellenos. ¿Vas a servir algo al mediodía? Mini bocadillos, tostas con cosas frías, focaccias cortadas en porciones. Incluso si lo haces por la tarde puedes tirar por dulces, bizcochos caseros, cookies o bollos.

Además, casi todo lo relacionado con panadería se puede preparar con antelación. No necesitas tener nada caliente en el último momento, ni llevarte medio horno a cuestas. Se transporta bien, no mancha demasiado y se puede comer de pie o sentado sin problemas.

 

Pequeños detalles que marcan la diferencia

Una de las cosas más importantes cuando organizas un evento así es cuidar los detalles. No necesitas gastar una fortuna para que se note que te lo has currado. A veces es solo cuestión de pensar un poco: elegir bien la presentación, que haya variedad, que todo esté bien colocado.

Por ejemplo, si decides poner bandejas con panes y acompañamientos, asegúrate de que estén cortados de forma práctica. Nadie quiere ponerse a pelear con una hogaza en medio de una reunión. También puedes poner cartelitos con lo que es cada cosa, sobre todo si hay gente con alergias o preferencias alimenticias.

Otra buena idea es incluir opciones vegetarianas o sin lactosa. No cuesta tanto y demuestra que has pensado en todos. Y si hay dulces, intenta que no todo sea demasiado empalagoso. Un equilibrio entre sabores suaves y más intensos hace que la gente pueda probar varias cosas sin acabar saturada.

Y ya que estamos, un consejo personal: no te olvides de los platos y servilletas. Parece obvio, pero hay veces que se da por hecho y luego estás buscando a toda prisa un trozo de papel para servir algo. Mejor tenerlo todo listo y que la gente se sirva con tranquilidad.

 

Qué tipo de eventos encajan con este estilo de catering

Aunque puede sonar muy centrado en lo informal, este tipo de catering se adapta bien a muchas situaciones. Estos son ejemplos donde funciona especialmente bien:

Reuniones de trabajo

Si tienes que montar un desayuno de empresa o un descanso para un grupo que está en una jornada larga, lo que se busca es algo rápido, sabroso y sin complicaciones. Unos bocadillos pequeños, zumos, café y algo dulce es más que suficiente. Nadie va a echar de menos los platos de cuchara.

Celebraciones familiares

Cumpleaños, aniversarios, bautizos… En este tipo de eventos, donde a veces hay gente de distintas edades, lo mejor es tener cosas que se puedan comer con la mano, que sean fáciles de repartir y que gusten a todos. Bollería casera, empanadas, mini pizzas, panecillos rellenos… Son opciones que encajan bien sin hacer que te pases el día en la cocina.

Encuentros informales

A veces te apetece montar algo en casa o en un local sin demasiada historia. Una quedada con amigos, un picnic urbano, un tardeo en una terraza. Para eso, llevar un surtido de panes con embutidos, quesos o salsas para untar puede ser más que suficiente. Es cómodo, económico y queda bien.

Presentaciones o eventos culturales

Si participas en una exposición, una charla o un encuentro pequeño, ofrecer un pequeño catering ayuda a que la gente se sienta más a gusto. No hace falta montar una barra libre, pero tener algo para picar antes o después del acto marca la diferencia.

 

Cómo organizarlo sin complicarte

Una de las claves de este tipo de catering es que puedes hacerlo de forma muy sencilla. Si lo vas a preparar tú, lo mejor es planificar bien: qué necesitas, para cuánta gente, y cuándo lo vas a montar. Intenta elegir cosas que no se estropeen rápido y que se puedan servir frías. Eso te quitará muchos dolores de cabeza.

También puedes apoyarte en una panadería de confianza. Muchas ofrecen bandejas ya montadas o productos listos para servir. No hace falta pedir una barbaridad, puedes encargar solo lo que necesites y completar con algunas bebidas o cosillas que pongas tú.

Otro consejo: no te líes con la decoración. Unas bandejas bonitas, unos manteles neutros, y listo. El protagonismo tiene que estar en la comida, y si lo presentas todo bien, se nota. Tampoco necesitas alquilar vajilla profesional ni tener camareros. Lo importante es que se vea cuidado y cómodo.

Y si ves que se te va de las manos, pregunta. Hay panaderías que están acostumbradas a trabajar con eventos pequeños y te pueden orientar. Te pueden decir qué cantidad pedir, cómo colocarlo, e incluso darte ideas que no se te habían ocurrido.

 

La clave está en hacerlo con cariño

Lo que más valoran los invitados de un evento pequeño no es el lujo, sino el ambiente. Y eso se nota también en la comida. Si pones productos ricos, bien escogidos y preparados con mimo, la gente lo nota. No hace falta que todo sea perfecto ni que parezca sacado de una revista. Basta con que se vea que has pensado en los demás.

Un catering sencillo, bien presentado, puede ser justo lo que da ese toque especial sin complicarte la vida. Y si eliges productos de calidad, como panes artesanos, bollería hecha a mano o bizcochos caseros, seguro que más de uno se va preguntando dónde los has conseguido.

 

El tipo de evento no importa tanto como la experiencia que creas

Al final, lo que cuenta en un evento pequeño no es lo grande que sea, ni cuánto hayas gastado, ni si todo salió perfecto. Lo que realmente importa es que la gente se sienta cómoda, que disfrute del momento y que se note que has cuidado los detalles. Un catering bien pensado, sin excesos, puede marcar la diferencia sin hacer ruido.

Y no necesitas inventar nada raro. A veces, un surtido de panes variados, unos bocados dulces y algo de beber es más que suficiente. Si está bien hecho y bien presentado, deja una impresión muy buena. Además, es práctico, fácil de organizar y se adapta a casi cualquier situación.

Así que, si tienes un evento a la vista y no sabes por dónde empezar, prueba con esto. Piensa en la gente que va a venir, elige productos ricos y cuida un poco la forma de presentarlo. Te sorprenderá lo bien que funciona algo tan sencillo cuando está hecho con sentido común.

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